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Video de la experiencia.

sábado, 10 de octubre de 2015

Bueno... los que me conocéis sabéis que tengo querencia por hacer montajes de vídeos sobre mis eventos importantes. Está claro que no podía faltar el vídeo de unGR48muyparticular. No os llevéis las manos a la cabeza: sólo dura cuatro minutos y medio.

Muchas mañanas me he preparado antes de salir con Asaf Avidan y esta canción, Different Pulses. Así que: Gracias, Asaf Avidan.
 
Y otra vez, muchas gracias a todos los que habéis hecho esto posible y mil disculpas si me he dejado a alguien fuera.



 La semana próxima os planteo el asunto de las asociaciones para comenzar con la elección. 

NOTA: Desde que volví, no he caminado ni una sola vez (risas)


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ENTRADA 24. DE LA CAROLINA A SANTA ELENA.

martes, 6 de octubre de 2015

ETAPA APADINADA POR PIN Y PON.



Qué gusto de padrinos para rematar la faena. Siempre con algo interesante que aportar, con esa pasión con la que os tomáis lo que os gusta. Junto a Rafa y Manu sois lo más divertido que me ha pasado en la vida. Y estos días atrás, desde que decidí lanzarme a esta aventura, he sentido que estáis ahí apoyando como campeones. Gracias Andrés y Antonio.



Contador de Kilómetros: 602,2 (uy... por los pelos)


No os podéis imaginar cómo llovía a las 5:15 en La Carolina, que es cuando me he despertado. Y a las 6:00. Incluso llovía a las 7:00. Al principio me he desquiciado un poco, pero consultando el radar he visto bien claro que la lluvia se acababa y que iba a poder hacer una última etapa sin mojarme. Lo que no imaginaba es que la lluvia me fuera a deparar tanta buena suerte. Luego os cuento.

A las 8:00 estaba en la puerta de la casa de Rafa, presidente del club de senderistas de Santa Elena, y que vive en La Carolina. Ayer se ofreció para acompañarme todo el camino, encontrándonos pasado la mitad del trayecto con el alcalde de Santa Elena, Juan, y algunos componentes más del grupo. Así que última etapa muy bien acompañado.



La etapa transcurre por un enclave histórico excepcional: el tramo de huída de las tropas árabes tras la batalla de las navas de Tolosa, que inauguró el declive del poder musulmán en Al-Andalus.
Hemos partido en busca de la carretera de la Aquisgrana, dejando atrás un campo de paneles solares y una sucesión de lomas eminentemente ganaderas y con claros testigos del pasado minero de esta zona. Cruzamos hacia el barranco de los tramposos, que hoy sí que bajaba con bastante caudal tras las lluvias de ayer y de la madrugada. Y yo ya notaba que Rafa, iba contándome su vida pero sin dejar de mirar al suelo. Le he notado cierto parecido a cuando yo me pongo en "modo setas". Hemos dejado atrás el torreón del Águila, una de las torres vigías que tenían los musulmanes para facilitar la defensa y que hoy se confunde en el Skyline con las siluetas que también levantan las instalaciones mineras abandonadas. Y ha sido aquí, cerca de Orellana Perdiz cuando.... ¡una punta de flecha!. Rafa sabía lo que hacía: esta zona estaba descaradamente en la ruta de huída del punto álgido de la batalla que pasaría a conocerse posteriormente como la de Navas de Tolosa, y tras lluvias intensas, es frecuente que aparezcan puntas de flecha, chuzos de punta y diversos utensilios militares de aquella época. Menudo subidón cuando me lo ha dado...


 Primer tramo del camino.

Rafa observa el torreón del Águila

¡Vaya hallazgo!

A partir de este punto, el camino se entrelaza con la carretera de la Aliseda, metiéndose de lleno en el cauce del Río de la Campana justo en el puente. El río es exquisito, con una potente vegetación de ribera. Incluso, he cerrado un círculo: me he vuelto a topar con algunos ejemplares de castaño. Tras llevar muchas etapas sin ver el árbol más emblemático de la zona donde vivo, volver a encontrarlo justo en la última etapa, ha hecho que durante un rato pasase ya a ver todo esta aventura como un conjunto, en lugar de una sucesión de etapas. En la zona recreativa de la Aliseda estaban Juan, Dakota y Nicolás e incluso el policía del pueblo que ha dado buena cuenta gráfica del encuentro. Allí hemos aprovechado para hacernos fotos, muchas fotos, para celebrar bien la última etapa.

 El tramo de carretera ha sido muy agradable. La siguiente, detalle de uno de los últimos peñones graníticos de mi camino.


El río de la Campana. La siguiente, reencuentro castañero. La última mi unión al grupo senderista de Santa Elena.



De aquí en adelante el camino se dirige de forma directa hacia Santa Elena, pasando por un maduro pinar de replantación que desde hace algunos años acoge a ardillas, a las que hemos visto saltar nerviosas del suelo a los troncos cuando adivinaban nuestra presencia. Grandes charcos por las últimas lluvias, y subidas y bajadas con más o menos pendiente, han acabado por llevarnos hasta el pueblo, final de mi etapa y final del camino unGR48muyparticular.

 Subiendo.

 Ha llovido agua.

Meta.

Previo al comienzo de la visita al patrimonio, me aguardaba una sorpresa ante la que no he podido reaccionar: el alcalde me ha hecho entrega de un precioso diploma conmemorativo de la aventura que acababa de culminar. Yo de verdad os digo que, a parte de no esperármelo, no he podido articular algo coherente capaz de agradecer tanta hospitalidad y entrega.



Y ya con Nicolás, he pasado a conocer Santa Elena. Y no se puede interpretar a este pueblo, sin detenerse antes a ver lo más importante que tiene: su ubicación. Sierra Morena en general, presenta una cara norte más elevada y por tanto con menos pendiente, con las altiplanicies de La Mancha, y una cara sur con más pendiente en búsqueda del valle del Guadalquivir. Los árabes llamaron a este paredón de eje oeste-este, el Muradal, que vendría a significar, la Muralla. Así es como hay que entender lo que se encontraban entonces las vías de comunicación que circulaban del norte al sur: una muralla. Y siempre han existido lugares que, encajonándose entre resquicios de esta muralla, se convertían en paso natural de esta entidad geográfica. Ya antes de los cristianos, y de los moros, y de los romanos y de los íberos, esto era un lugar de paso para acceder de la altiplanicie del interior de la península hacia las tierras del sur. Y en Santa Elena, está el paso por antonomasia: el paso de la Losa, que posteriormente terminó denominándose Despeñaperros (por los restos de cadáveres de moros que se encontraban en el fondo del valle, por haberse despeñado). Ello determina que a este lugar se le conozca también como La Puerta de Andalucía.
 Despeñaperros desde Santa Elena. Esa inflexión en el centro de la imagen, es el paso de la Losa 

Es en este paso natural dónde se han descubierto, en abrigos y cuevas, importantísimos restos desde el paleolítico en adelante: armas, ajuar, exvotos y excepcionales pinturas rupestres en cuevas como la de los Escolares, la del Tempranillo, o la más importante y que ha sufrido graves expolios últimamente y que hay que proteger más: la cueva de los Muñecos. Si visitáis la zona, es imprescindible que os acerquéis a este enclave, donde además perduran tramos de la calzada romana.

Y Santa Elena, pese a ser una de las Nuevas Poblaciones, creadas a final del siglo XVIII, tiene detrás un pasado mucho mayor. De hecho, Carlos III la edificó aquí para que no cayera en el olvido el lugar dónde había sucedido la batalla de las Navas de Tolosa casi 600 años antes. En el lugar en que muy poco tiempo después de la batalla se erigió una ermita, que durante muchos años atrajo peregrinos de muchas partes de la cristiandad, y que pasaban la mano por una columna como la paso yo en la foto. Posteriormente, con la creación de la Nueva Población, pasó a construirse la iglesia parroquial. Después la enorme venta del Castillo y finalmente el palacio, para ya pasar a realizarse el trazado típico rectilíneo, pero que aquí se pierde algo más al estar la zona en pleno camino de Córdoba a Madrid. El nombre de la ermita original, también el de la iglesia parroquial posterior y como no el del pueblo, viene dado por un milagro que ocurrió durante la batalla: se le apareció la Santa Cruz a Alfonso VIII en plena lucha. Era en el año 1212, y como que en el 312 se le había aparecido también la Santa Cruz al emperador Constantino, hijo de Santa Elena, en la batalla de Milvo, en Roma, se deciden unir los sucesos de Roma y España dando la advocación a la santa en este lugar. Actualmente la Iglesia se mantiene como en el siglo XVIII, y el palacio se modificó convirtiéndose en la casa parroquial.

 La Iglesia. Bajo las escaleras están documentados entierros de muchos de los participantes en la batalla.

 ¡Cuántas manos han hecho esto antes!



Edificio del antiguo palacio.

Una de las fuentes, bajo la iglesia. El hecho de que hubiera importantes manantiales aquí, fue determinante para que las tropas árabes eligieran este enclave para esperar a las crsitianas.


El mesón de los castillos, se convirtió todo en viviendas excepto una esquina, donde se hallaba el antiguo patio, y que actualmente alberga la casa de las órdenes: un cuasi-museo que muestra multitud de elementos relacionados con la batalla de las navas de Tolosa. Es muy recomendable una visita aquí para conseguir una interpretación clara de cómo ocurrió y todos los porqués de la batalla más importante que hubo en la reconquista. Y también se encuentra la orden de los Caballeros de la Santa Cruz, que vuelve a estar plenamente vigente desde la conmemoración del octavo centenario, en el 2012. Es decir, aquí, si cumples los requisitos mínimos que exige la orden, se te puede ordenar caballero. ¿Cómo os quedáis?

 Vista exterior de la casa de las Órdenes. Las siguientes, detalles del interior.







Muchas gracias Rafa por tu compañía y tus conocimientos; espero que tu familiar se recupere pronto. Muchas gracias Dakota por tu cercanía. Muchas gracias Nicolás por tu ayuda inestimable para entender Santa Elena. Y muchas gracias Juan por haberlo dado todo para que mi estancia en Santa Elena sea de libro.




Y he terminado de caminar, pero aún no ha terminado el proyecto. En el enlace que os pongo a continuación, podéis votar, de forma totalmente subjetiva, cuál ha sido vuestra etapa favorita. Podéis releerlas todas si queréis, dandole al botón "Entradas antiguas" que aparece al final de cada carga del blog, abajo del todo a la derecha. Recordad, un voto por dispositivo. También voy a poner un enlace en la parte superior derecha.


Y la semana que viene pondré en vuestras manos la decisión de a quién se le entrega el dinero sobrante de esta aventura, que han sido alrededor de180 Euros, con lo que, entonces sí, se concluirá unGR48muyparticular.

¡A votar! ¡A votar!

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ETAPA 23. DE BAÑOS DE LA ENCINA A LA CAROLINA.

lunes, 5 de octubre de 2015

ETAPA APADRINADA POR ÓSCAR Y LUCAS, DAVID Y MARC.



Recuerdo un día hace muchos años. Yo estaba jugando en la calle, tendría 12 o 14 años y vosotros dos os ibais ¡A ligar! Siempre os habéis llevado como hermanos, y me alegra mucho que apadrinéis juntos y además con vuestros hijos. Pero lo que más me alegra es que me apoyéis. La vida hay veces que se ve gris oscuro, o negra, o directamente no se ve. Y de pronto, todo cambia, y la luz lo inunda todo. Y ahora está todo iluminado. Qué bien. Gracias Marc y David y Lucas y Óscar. 



Contador de kilómetros: 585,8

Recorrido etapa 23 


Hoy he dormido estupendamente porque, además de estar muy cansado, no me dio ayer noche por estudiar la etapa, y lo dejé para esta mañana. Menos mal, porque si no os aseguro que mi cabeza no me hubiera dejado dormir. En la página web del GR 48, en esta etapa, pone la siguiente nota informativa:

En la etapa 4 del GR 48 en Jaén, Baños de la Encina – La Carolina, vamos a encontrar ganaderías de toros bravos por donde discurre el sendero. Sobre todo en el entorno del Quinto de Los Cuellos y la Finca La Nava.
No existe alternativa a este tramo y mientras no se resuelva esta incidencia, aconsejamos que no se realice, es muy peligroso.

¿Qué hago? Pues me he echado la manta a la cabeza, y a lidiar. Eso sí, he estado acojonado mucho rato. Os cuento:

He salido, tras desayunar con Terry, mi excelente huésped, en búsqueda de la via Pecuaria que me iba a acompañar hasta tomar el cordel de La Carolina a Guarromán, por donde discurre la mayor parte del trayecto. En un ascenso  entre pinos, he ido a dar de bruces con la primera vaca ¿brava? en el camino, ya en el kilómetro cuatro. Y yo, hipersensibilizado, con la taquicardia a mil. La vaca me miraba raro. Es en este tramo de subida del arroyo Rumblarejo, hasta los peñones de Chirite donde me he encontrado más ganado.

 Por los pinos, aún estaba casi oscuro.

 El sendero ascendiendo por el Rumblarejo. Yo ya andaba de los nervios.

El sendero va siguiendo la via pecuaria, hasta que en el entorno del Cortijo de Navarredonda la señalización cojea. Me he acercado al cortijo, y sin perros a la vista y con dos trabajadores, me he atrevido a preguntar. Me han indicado estupendamente hacia una pista que en verdad estaba muy cerca, y que finalmente ha resultado ser el cordel de mi camino. ¡Ah! A todo esto desde ya hacía un rato había comenzado a llover, y yo de los nervios. Pronto, se han incorporado a mi senda las indicaciones del GR, pero claro... ahora ya no sabía si el tramo "bravo" había pasado, estaba por venir, o directamente estaba bajo mis pies. Lo que sí que había era mucha caca de vaca ¿brava? Hasta que no he pasado el kilómetro 16 o así, no he comenzado a sentirme más tranquilo. Eso sí, a la que la pista se ha ampliado, han ido apareciendo vacas sueltas por todo el trazado. Así que yo de los nervios, porque... ¿serían bravas? Por lo demás, deciros que el cordel es plenamente una cuerda, que circula por la parte alta de una sucesión de cerros dejando a la derecha la campiña norte jienense y a la izquierda la zona de influencia del Rumblar. Un rato que ha parado de llover, he podido echar un par de fotos. 

 Este es el entorno de dehesa ganadera que he tenido casi todo el camino de hoy. La siguiente, vistas desde el cordel hacia la campiña.



En el cortijo de los Cuellos (donde había una espectacular testa de un toro semental colgada en la puerta), me he cruzado con dos ganaderos de la zona, con los que he charlado un rato. ¡Y sí! eran bravas. Y eran de ellos. Y no hacen nada. Total, que he estado caminando entre vacas bravas, pero por favor, no repitan esto en sus casas. Ya desde aquí, el trazado se encamina decididamente hacia La Carolina, donde he entrado con una persistente lluvia.

 Miedito.


Al llegar a La Carolina he ido en búsqueda de Chelo, que me ha gestionado toda mi estancia, incluyendo el alojamiento en el Hotel La Perdiz. Y tras descansar, me he visto con Pedro, trabajador del museo y amante de su pueblo y de la historia de su pueblo.
Ya cuando llegaba caminando a La Carolina, viendo en el mapa por donde iba a entrar, me sorprendía el increíble trazado regular. Todo son calles largas, paralelas y perpendiculares, lo que denotaba un diseño que yo no me podía imaginar que fuera tan estricto y preconcebido.

 Mapa de La Carolina. Es como si fuera en ensanche de una gran ciudad, pero en todo el pueblo.

 Detalle de una de las largas y rectas calles. 


No puedo seguir sin intentar hacer una breve aproximación histórica, que seguro deja aspectos importantes en el tintero.
En el siglo XVIII, España era un reino donde unos pocos nobles y alto clero, propietarios de la mayoría de las tierras, exprimían en vida a una mayoría de campesinos, arrendados, sin bienes, sujetos a una carga de impuestos brutal. El mantenimiento del status quo se perpetuaba por la influencia que ejercían la nobleza y el clero, mientras que en muchos puntos de Europa comenzaba a despuntar una burguesía basada en la industrialización. Aquí teníamos la cabaña ovina mayor de Europa, pero teníamos que comprar los paños fuera porque no había tejido industrial para fabricarlos, por ejemplo.
Así las cosas, y dentro del plan de reforma agraria ideada entre otros por Floridablanca e instaurada por Pablo de Olavide, se creó el proyecto de la NUEVAS POBLACIONES. Sevilla, Ciudad Real pero sobre todo Córdoba y Jaén, en el entorno de Sierra Morena, pretendían repoblarse con proyectos exquisitamente novedosos, dando seguridad a los caminos, pasando a explotar los bienes naturales de estos lugares y promoviendo las manufacturas e incipientes industrializaciones derivadas de los recursos que diera cada lugar. El poblamiento se realizó con 6.000 colonos extranjeros (procedentes de diversos lugares de Centro-Europa), con un fuero especial y avanzadísimo para la época que instauró Carlos III mediante real cédula, y con unos proyectos de urbanización que primaban el reparto igualitario de tierra, casa y trabajo y una funcionalidad inexistente en estas tierras hasta ese momento. Y La Carolina era la capital de estas Nuevas Poblaciones.  ...wow...

Así que sobre la antigua Ermita de La Peñuela, se erigió la iglesia de la Inmaculada, y sobre el antiguo convento anexo, el palacio de la superintendencia. Y este último, símbolo real, era lo que se veía cuando se entraba al pueblo desde la puerta Este. La iglesia estaba, como en todos los pueblos, pero aquí el poder "fáctico" era el del Rey.

 Iglesia, a la derecha y palacio anexo. Lo que se divisaba primero era el gobierno civil.

El interior de la Iglesia está curiosamente pintado.


Dos puntos importantes del pueblo eran sus entradas. La entrada desde Madrid, tiene dos torres, las de la Aduana, pues daban paso al lugar donde se cobraban los impuestos y peajes. Y es en esta entrada donde vemos una de las pocas rupturas del trazado cuadricular del pueblo. Una vez se entra, se puede girar 60º a la derecha y encaminarse hacia el poder civil y eclesíastico, seguir hacia adelante e ir al nucleo comercial de la localidad, o 60º a la izquierda para dirigirse a la parte de huertas, fábricas y zona productiva. Todo pensado, señores.

Esta y la siguiente, Torres de la Aduana. La última, detalle de la bifurcación de las calles.



La otra puerta, hacia el Este, es la que mantenía en la visual el palacio, subiendo por una calle especialmente ajardinada. Tiene dos torres, de un par de años después de la fundación, con unos relieves exquisitos que reflejan la vida diaria de aquellos colonos, colonas y colonitos. Y no dejan de tener cierto aire propagandístico del rey, como buen rey absoluto que era.

 Esta y la siguiente, detalles de las columnas de la entrada Este.


Hay que pensar que todas estas casas, antes, eran iguales, por lo que el palacio destacaba sobremanera. La instauración posterior de empresarios mineros en el siglo XIX y XX remodeló algunas de las casas, embelleciéndolas. También tenemos restos del patrimonio industrial con dos Torres de Perdigones, una restaurada y la otra no. Y el edificio de la cárcel, actuales dependencias del ayuntamiento, en cuyos calabozos, que he podido visitar, estuvo preso Rafael del Riego antes de ser ajusticiado en Madrid.

 La preciosa calle que une el palacio con la puerta de Levante.



Esta y las cuatro siguientes, ejemplos de varias casas del pueblo. Algunas mantienen el trazado original y otras  fueron embellecidas en el siglo XIX.




Calabozo. Las dos siguientes, cárcel con el Ayuntamiento, y fachada lateral. 



Torre de la fábrica de perdigones restaurada. En la siguiente, se ve a lo lejos la otra torre de perdigones, pendiente de restauración.


Por último hemos estado en el museo de La Carolina. Un excepcional espacio, aledaño al Palacio, donde se interpreta de forma clara y lúdica el patrimonio minero de todo el término municipal, sus hallazgos desde la época neolítica hasta la época romana, que son muy abundantes, y un interesante paseo por la fundación e historia de las Nuevas Poblaciones.

 Pablo de Olavide. La siguiente, detalle del museo.


Gracias Chelo por tu implicación y por haberme montado una estancia en La Carolina tan agradable. Y gracias Pedro por compartir conmigo tus conocimientos y amor por este pueblo que me ha sorprendido gratamente.

 
NOTA: Mañana viene Pablo a buscarme por la tarde, así que editaré la última entrada, ya el miércoles por la mañana. Esto se acaba señores...


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